Crónica de una visita inolvidable. Día 2: ¡Hasta siempre, Mareta!
Había finalizado un acto emotivo, entrañable, sentido…marcado por la devoción y, por supuesto, por el agradecimiento a la visita de la Mareta que había cambiado completamente la imagen de un barrio que había vibrado de emoción ante su presencia. La espera, prolongada a lo largo de más de dos décadas, había valido la pena y así lo demostraba una multitud que se congregaba, agradecida y feliz, en torno al anda que la portaba.