Recortes de Prensa
Julio Monterrubio en Duque de Gaeta. ¡Tenía que pasar!
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Frases, imágenes, opiniones y curiosidades de unas vivencias inolvidables
Ahora que tengo la suerte de disfrutar del trabajo y, muy especialmente, de la amistad y el afecto de uno de los Artistas más importantes que ha dado la historia de la fiesta fallera, recuerdo con especial sensación aquellos tiempos en los que el intento de atraerlo hasta nuestra comisión se convertía, año tras año, en una auténtica utopía. Y no será porque, en aquella época, no estábamos dando resultados que ya hacían que apuntásemos alto; pero nada, no había manera.
Los grandes proyectos con fallas adultas y los presupuestos (que se iban disparando por momentos) alejaban cualquier posibilidad de que el bueno de Julio Monterrubio firmase un contrato con nuestra comisión. ¡Y no será porque yo no le ponía ganas!. Estoy convencido de que él también, pero al final imperaba la lógica.
Sin embargo algo me hacía pensar que esas conversaciones que, año tras año, manteníamos no caían en saco roto y a las pruebas me remito. Desde luego si en aquellos momentos hubiese conocido algo más del carácter de Julio, de su generosidad, de su palabra y de la seriedad con la que afronta cada nuevo proyecto (por humilde que sea) no hubiese dudado de que acabaría plantando en nuestra demarcación. Porque de todo eso y mucho más Julio tiene un rato.
Me dio su palabra y la cumplió en cuanto las circunstancias se lo permitieron y después de no sé cuantas conversaciones en diferentes años. Bueno sí las sé pero eso me lo reservo para nosotros dos.
En cualquier caso de lo que se trata hoy es de desvelar, a través de las crónicas periodísticas de hace la friolera de 13 años, que mis "intentonas" vienen de tiempo atrás, algo que hace que hoy me sienta muy feliz por haber conseguido, junto a otros compañeros, que Julio llegase a nuestra comisión hace ahora tres años (menuda se lió la madrugada que lo notifiqué) para ofrecernos todo su talento, para triunfar y, sobre todo, para regalarnos su amistad y su cariño; ese que hace que nos sintamos orgullosos de sentirnos algo más que amigos de él y de su familia.
Marcos E. Soriano
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